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INTRODUCCIÓN

La conceptualización del Presente como un estado cognitivo no es obra de la psicología occidental. Más bien es una herencia oriental que comienza a incorporarse en campos como el mindfulness, el yoga o las neurociencias.

Las concepciones sobre la mente humana y sus problemáticas han ido cambiando a lo largo de la historia de la psicología. Suele considerarse que la psicología, como disciplina científica, comenzó a finales del siglo XIX. Prolongándose como extensiones de la medicina y la biología, la psiquiatría y la psicofísica fueron sentando las bases de las escuelas posteriores.

Durante un tiempo, dos formas de ver y estudiar al ser humano corrían paralelas. Por un lado, estaba el lineamiento puramente conductual objetivista, en donde la interpretación psicológica individual no era competencia de estudio puesto que la conducta era únicamente determinada por los estímulos ambientales.

Por otra parte, la línea subjetivista psicoanalítica se centraba principalmente en los acontecimientos vividos por la persona para descomponer los traumas emocionales que pudieran estar sumergiendo la psique de la persona en las redes de un pasado sin resolver.

Más adelante, a medida que el siglo XX se desplegaba, las telecomunicaciones y la propaganda comenzaron a popularizar los discursos y a crear modelos sociales de bienestar y comportamiento. En este punto nace el cognitivismo, quien considera a la identidad, el autoconcepto y la personalidad como objetos de estudio psicométrico.

Paralelamente, a mediados del siglo pasado, en coyuntura con los movimientos antibelicistas como el de Vietnam, el auge de las sustancias psicodélicas y la progresiva influencia de las tradiciones orientales, la psicología comienza a ver al ser humano bajo una óptica positivista donde es dueño de un potencial que frecuentemente ha quedado sin explorar. Temas como la creatividad, el amor o la empatía cobran importancia para la psicología humanista, así como la trascendencia o las técnicas de meditación lo son para la psicología transpersonal. 

La psicología, a medida que ha ido desarrollándose y creciendo, ha abierto nuevos espacios donde poder reflexionar e indagar sobre la mente y la meta-cognición (conocimiento sobre los propios procesos intra-psíquicos). A medida en que cambia la visión que el ser humano tiene sobre sí mismo, la psicología también va cambiando. Por tanto, la prevalencia del concepto Presente no ha estado distribuida por igual en cada una de sus escuelas a lo largo del siglo pasado.

Tal vez, las escuelas que más han centrado su ámbito de acción y estudio en el Presente sean la Psicología Humanista, la Psicología Transpersonal, la Terapia Gestalt, el  Mindfulness y la Psicología del Flow.

A continuación, estudiaremos con más detalle y profundidad la influencia de cada una de estas corrientes y entresacaremos aquellos rasgos que puedan denotar un enfoque presencial. 

EL PRESENTE EN EL PSICOANÁLISIS 

                                                                                (ver artículo: Introducción al Psicoanálisis)  

Con el inconsciente en escena -o camuflado en ella- se hacen evidentes dos acepciones particulares del ‘tiempo’, descritas por el psicoanálisis como ‘temporalidad’ y ‘atemporalidad’, sumándose a las ‘otras’ enunciadas por la física, la matemática y la filosofía (Caparros, 2017, p. 17), de forma respectivamente complementaria o incluso antagónica. 

La temporalidad caracteriza a la conciencia, conformando “esa región particular del tiempo que se enuncia centrada en cada sujeto y que tiene como fin dotarle de sentido” (Ib., p. 43), según el psicoanalista Nicolás Caparros. En este sentido la temporalidad discurre paralelamente a la concepción del tiempo termodinámico, sin resultar estrictamente sinónimos.

Por otro lado la atemporalidad hace lo propio con el inconsciente (Ib., p.189); “Más allá del principio del placer, 1921” es una de las obras freudianas en las que se menciona explícitamente el problema del tiempo en relación a este último: «El principio kantiano de que el tiempo y el espacio son dos formas necesarias de nuestro pensamiento, hoy puede ser sometido a discusión como consecuencia de ciertos descubrimientos psicoanalíticos».

A continuación, expone:

«Hemos visto que los procesos anímicos inconscientes se hallan en sí fuera del tiempo. Esto quiere decir, en primer lugar, que no pueden ser ordenados temporalmente, que el tiempo no cambia en ellos y que no se les puede aplicar la idea de tiempo. Tales caracteres negativos aparecen con toda claridad al comparar los procesos anímicos inconscientes con los conscientes. Nuestra abstracta idea del tiempo parece más bien basada en el funcionamiento del sistema Preconsciente-Consciente, correspondiente a una autopercepción del mismo. En este funcionamiento el sistema parecería otro medio de protección contra las excitaciones. Sé que todas estas afirmaciones parecerán harto oscuras; más por ahora nos es imposible acompañarlas de explicación alguna.»

Posteriormente dichas explicaciones fueron evadidas o aportadas con distintos grados de profundidad por las corrientes psicoanalíticas que se fueron derivando de la freudiana y, de entre estas últimas, una de las que trató de profundizar más hondamente en el asunto fue la lacaniana, fundada homónimamente por Jacques Lacan. Lacan se dio cuenta de que en la psique los acontecimientos presentes afectan a posteriori a los pasados, puesto que el pasado sólo existe en la psique como un conjunto de recuerdos constantemente reelaborados y reinterpretados a la luz de la experiencia presente. En otras palabras, lo que le interesaría entonces al psicoanálisis no es la secuencia pasada real de los acontecimientos en sí, sino el modo en que esos acontecimientos se encuentran en el presente en la memoria, y el modo en que el paciente los comunica.

Cuando Lacan dice que la meta de la cura es “la reconstitución completa de la historia del sujeto”, aclara que lo que él entiende por “historia” no es simplemente una secuencia real de acontecimientos pasados, sino “la síntesis presente del pasado”. “La historia no es el pasado. La historia es el pasado en cuanto está historizado en el presente” (Evans, 2007, p.188).

Presente, inconsciente y transferencia

Dada la importancia de los conceptos de Inconsciente y Transferencia para el psicoanálisis, sus nociones de presente y de presencialidad se encuentran estrechamente relacionadas con ambos.

En lo que hace al Inconsciente dicha articulación se hace evidente en dos acepciones psicoanalíticas del ‘tiempo’, la ‘temporalidad’ y ‘atemporalidad’.

La temporalidad caracteriza a la conciencia, conformando “esa región particular del tiempo que se enuncia centrada en cada sujeto y que tiene como fin dotarle de sentido” (Caparros, 2017, p. 43). Siendo así, la temporalidad discurre paralelamente a la concepción del tiempo termodinámico, sin resultar estrictamente sinónimos.

Por otro lado la atemporalidad hace lo propio con el inconsciente. En “Más allá del principio del placer” Freud menciona explícitamente el problema del tiempo en relación a este último: «Hemos visto que los procesos anímicos inconscientes se hallan en sí fuera del tiempo. Esto quiere decir, en primer lugar, que no pueden ser ordenados temporalmente, que el tiempo no cambia en ellos y que no se les puede aplicar la idea de tiempo. Tales caracteres negativos aparecen con toda claridad al comparar los procesos anímicos inconscientes con los conscientes. Nuestra abstracta idea del tiempo parece más bien basada en el funcionamiento del sistema Preconsciente-Consciente, correspondiente a una autopercepción del mismo.» (Freud, 1920, p. 125).

Un concepto importante es el de la Transferencia, que designa el proceso en virtud del cual los deseos inconscientes se actualizan de un modo especial dentro de la relación analítica (siendo en este caso el psicoanalista el objeto sobre el que se opera dicha actualización). En la Transferencia, el presente hace referencia al cruzamiento entre:

  • la temporalidad del sujeto, paralela al curso cronológico de la sesión
  • la atemporalidad del inconsciente, en tanto algún contenido reprimido que lo compone se actualiza, se hace presente, durante el ejercicio de ‘asociación libre’ que se le solicita al paciente
  • y la atención del analista, quien ‘en oportunidad de lugar y tiempo’ introduce su ‘interpretación’ de dichos contenidos actualizados (siendo la cura en el psicoanálisis justamente la accesibilidad del paciente a este ‘sentido’)

Vale la pena ratificar que el psicoanálisis no fue fundado ni actualizado a posteriori, en relación a las corrientes terapéuticas que contemporáneamente han resignificado el ‘presente’ en torno a nociones tales como el ‘el aquí y el ahora’, cotidiano del paciente, basando la terapia en la reorientación de su atención en esa dirección.

Tal como a partir de la temporalidad y de la atemporalidad surgieron respectivas acepciones acerca del sustantivo ‘tiempo’, subsecuentemente en base a estas hicieron lo propio otras para con las tres declinaciones subjetivas del mismo: pasado, presente y futuro.

En particular de lo que hace al sustantivo que denominamos ‘presente’, encontramos la referencia mas concreta del mismo en la antes mencionada transferencia. Esta designa el proceso en virtud del cual los deseos inconscientes se actualizan sobre ciertos objetos, dentro de un determinado tipo de relación establecida con ellos y, de un modo especial, dentro de la relación analítica, siendo en este caso el psicoanalista el objeto sobre el que se opera dicha actualización (Laplanche, 2004, p.439).

En este sentido, podríamos diagramar la transferencia como el cruzamiento entre:

  • la temporalidad del sujeto, paralela al curso cronológico de la sesión
  • la atemporalidad del inconsciente, en tanto algún contenido reprimido que lo compone se actualiza durante el ejercicio de ‘asociación libre’ que se le solicita al paciente
  • y la atención del analista, quien ‘en oportunidad de lugar y tiempo’ introduce su ‘interpretación’ de dichos contenidos

La interpretación se halla en el núcleo de la doctrina y de la técnica psicoanalítica, en tanto podría caracterizárselo por la puesta en evidencia del sentido latente de un material, sacando así a la luz las modalidades del conflicto defensivo en torno al mismo, y apuntando en último término al deseo que se formula en toda producción del inconsciente (ib. p. 201).

La comunicación en el ‘aquí y ahora’ de la sesión con miras a hacerla accesible al paciente, constituye la cura en el psicoanálisis, y da cuenta de la acepción de ‘presente’ que éste concibe.

Resumen

Las tradiciones de herencia ilustrada ponían el énfasis en la experimentación, mientras que el cisma iniciado por Freud lo hacía en la clínica, bifurcándose luego entre si axiomáticamente. Las primeras tomaron como punto de salida a la “normalidad” y la “salud mental”, y como horizonte a la superación a través de la razón; y en el caso del segundo, a la patología como punto de salida, sea esta la “neurosis” (como estructura de la personalidad promedio de los seres humanos), la psicosis o la perversión, y como horizonte la mejor comprensión de dichas estructuras, y paradójicamente no sus “curas”, inalcanzables por definición.

Ante el mundo que pretendía conquistar, Freud presentó el psicoanálisis como una revolución. El psicoanálisis, solía decir, representa el tercer gran golpe a la autoestima del género humano (Gay, 1989). El primero fue la demostración de Copérnico de que el ser humano no era el centro del universo. El segundo, la demostración de Darwin de que el ser humano era un animal que, como los demás, formaba parte de la naturaleza. Freud aseguraba que el tercer golpe asestado a la autoestima humana era su propia demostración de que el yo humano no es el amo y señor de su propia casa.

Ahí donde creíamos ser dueños y señores de nuestro ‘mundo interior’ o psicológico, no lo somos, y donde creíamos saber, no sabemos. A ese ‘no lugar’ (desde la perspectiva sistematizadora de la primera teoría freudiana sobre el aparato psíquico) o a ese ‘no saber’ (desde la perspectiva funcional de la segunda) Freud lo equiparo con ‘el inconsciente’, dotando de nuevos significados a este término ya circulante, y allegando el consuelo subsiguiente  -o bien velada amenaza – de que podremos explorar algo de ‘Ello’ (o mejor dicho no solo del Ello, sino también de lo inconsciente en el Yo y en el Súper Yo), gracias a la terapia psicoanalítica y su mecanismo de transferencia.

EL PRESENTE DESDE LA PSICOLOGÍA ANALÍTICA

                                                                               (ver artículo: Introducción a la Psicología Analítica)

Meditación en la imaginación

Esta corriente psicológica está totalmente enfocada en el análisis de los contenidos mentales del individuo, tanto personales como colectivos.

Una de sus herramientas terapéuticas principales es la Imaginación activa, con la que se busca intensificar el caudal de información proveniente de sus sueños, fantasías o pensamientos de libre asociación.

Esta perspectiva no concibe al presente como una existencia objetiva independiente de la subjetividad del individuo. Su afán es la búsqueda de nuevos significados dentro del simbolismo propio de los fenómenos intrapsíquicos.

Por tanto, el acercamiento al presente desde un planteamiento basado en la quietud o el vaciamiento de pensamientos y emociones no es objeto de estudio para esta corriente. En palabras del propio Jung: 

“Me sentía muchas veces tan inquieto que debía dominar mis emociones mediante ejercicios de yoga. Pero dado que mi objetivo era conocer qué pasaba en mí, los hacía solamente hasta que se recuperaba la tranquilidad y podía reemprender mi trabajo con el inconsciente. Tan pronto como experimentaba la sensación de volver a ser yo mismo dejaba de controlarme y volvía a dar la palabra a las imágenes y voces internas.
Los indios, por el contrario, practican los ejercicios de yoga con el objeto de eliminar por completo la multiplicidad de cuestiones e imágenes psíquicas.”

 

“El objetivo del indio no es la perfección moral, sino el estado de nirvana. Quiere liberarse de la naturaleza y, por consiguiente, quiere alcanzar en la meditación el estado de indiferencia y de vacío. Yo, por el contrario, quiero perseverar en la concepción viva de la naturaleza y de las imágenes psíquicas.
No deseo ni liberarme de los hombres, ni de mí, ni de la naturaleza, pues todo ello constituye para mí prodigios indescriptibles. La naturaleza, el alma y la vida se me muestran como la divinidad manifestándose. ¿Qué otra cosa podría imaginarme? El supremo sentido del ser no puede consistir para mí sino en que es y no en que no es o deja de ser. “

Sincronicidad y tiempo

Cuando el consciente y el inconsciente se tocan

La coexistencia del individuo limitado con una dimensión inconsciente colectiva, atemporal e ilimitada, requiere postular un orden del tiempo diferente. 

Desde las perspectivas afines a la jungiana, y valiéndose de la cultura clásica, suele hablarse de tres tipos de tiempo: Aion, Kairos y Cronos.

  • Aion representa el tiempo absoluto, compuesto de ciclos y repeticiones.
  • Cronos representa el avance del tiempo linealmente, desde el pasado hacia el futuro.
  • Kairos representa el instante de la oportunidad, la cualidad que adquiere un momento cuando la acción que ha tenido lugar ha sido la correcta.

Bajo esta clasificación, los eventos pueden relacionarse entre sí sobre el espacio-tiempo pero son ajenos al determinismo causal.

A la convergencia simultánea de dos fenómenos sin que haya una relación causal que los relaciones, Jung le llamó sincronicidad. Esta unión resulta tremendamente significativa para el sujeto que la experimenta, ya que despierta el sentimiento de los misterioso y trascendente en la persona. 

EL PRESENTE DESDE LA TERAPIA COGNITIVO-CONDUCTUAL 

                                                                         (ver artículo: Introducción a la Terapia Cognitivo-conductual)

Para la terapia cognitiva la mente se define como un instrumento que procesa la información proveniente de los eventos del día a día. Su área de intervención clínica se centra exclusivamente en las interpretaciones que moldean la experiencia subjetiva de la persona, ya que es en base a éstas que la persona reaccionará de un modo u otro ante la vida. 

Desde esta vertiente psicológica, no se asume que haya una realidad carente de influencia subjetiva ya que, en palabras del propio Ellis:

“Los acontecimientos activadores no existen en estado puro: casi siempre (…) las personas ponen algo de sí mismas en los acontecimientos (…): sus metas, pensamientos, deseos y tendencias fisiológicas. (…) El ser humano nunca experimenta acontecimientos (…) sin creencias ni consecuencias. (…) En virtud de lo anterior, no existe un referente estable que conlleve una respuesta universal.”

Para esta perspectiva, el presente es el lugar desde el que la persona es capaz de mirar a sus propios pensamientos y asumir un rol que le permita analizarlos sin dejarse llevar por su implicación emocional.

Más tarde, desde ese mismo presente, esta capacidad de evaluar las situaciones evoluciona hacia una forma más realista y ajustada a las circunstancias, centrándose en el futuro y en el disfrute por la consecución de los objetivos y metas propuestas.

El presente, por tanto, se asocia con la voluntad y con la capacidad de elegir conscientemente la forma en como reaccionamos ante la vida y las decisiones que tomamos.

El Presente

Estos juicios de valor desajustados son compulsivos, automáticos e involuntarios. Aparecen en nuestra mente y modifican nuestra descripción de la realidad sin que medie una elección consciente.

“…No importa cuándo y cómo haya adquirido sus Creencias irracionales y sus hábitos auto-saboteadores, usted, ahora, en el Presente está eligiendo mantenerlos y por eso está perturbado ahora…”

De alguna manera, en el núcleo de las distorsiones cognitivas se encuentra siempre una creencia absolutista no cuestionada que tiene el poder de arremolinar en torno a sí recuerdos, emociones, juicios de valor, elecciones, prejuicios, etc., e impidiendo que la persona entre en contacto con ella y pueda llegar a cuestionar su veracidad.

“…Hemos de recalcar una vez más que la esencia de las alteraciones emocionales, de acuerdo con la RET, consiste en los absolutistas «debo» y «no debo» que las personas achacan a su fracaso, a su rechazo, al trato tan pobre que reciben de sus semejantes, y a sus frustraciones en la vida. Hay que poner especial acento en que los terapeutas busquen las «imposiciones» dogmáticas e incondicionales de los clientes, diferenciándolas de sus preferencias, y enseñándoles cómo desterrar el pasado y quedarse con el Presente…”

Y esa es la labor del terapeuta, detectar y cuestionar de un modo ordenado y respetuoso, aquellas creencias irracionales y altamente emotivas entorno a las cuales las personas han estructurado sus conductas desadaptativas e insatisfactorias.

“Con el fin de obtener el máximo beneficio de la RET, los clientes pueden llegar a tres tipos de insight, que son: (1) La perturbación psicológica está determinada sobre todo por las Creencias absolutistas que tienen de sí mismos, de otros y del mundo. (2) Aunque la gente adquiera las Creencias irracionales en su más tierna infancia, mantienen sus perturbaciones, readoctrinándose a sí mismos con estas Creencias en el Presente. (3) Sólo si trabajan constantemente en el Presente y futuro para pensar, sentir y actuar contra estas Creencias irracionales, serán capaces de abandonar sus irracionalidades y convertirse en personas menos perturbadas.”

Una vez que la persona entra en contacto con esas creencias fundamentales y se sostiene frente a ellas, se vuelve capaz de asumir la ansiedad que hasta ese momento ha estado evitando y reevaluar su lógica y racionalidad.

Esto produce esencialmente un descondicionamiento cognitivo que desliga la asociación psicológica entre esa creencia y la respuesta de ansiedad. Las conductas de evitación y huida psicológica y conductual se desvanecen y la persona puede reformular sus metas y objetivos en términos más realistas y afines a sus circunstancias actuales.

Discusión

No ofrece un modelo de salud integral:

  • No existe el concepto de presente sino que la felicidad del ser humano deviene en el desarrollo de sus propias interpretaciones de su experiencia. EL modelo tan solo se ocupa de las conductas, emociones y evaluaciones de las personas perturbadas.
  • La felicidad se alcanza cuando se logran las metas propuestas. Posee un claro enfoque centrado en el futuro y en el disfrute por la consecución de objetivos.
  • La salud y funcionalidad psicológica se asocia a las Creencias Racionales (Son relativas y no impiden la resiliencia), mientras que la enfermedad se asocia a las Creencias Irracionales (Son absolutistas e impiden la persecución de metas). Es decir, la salud psicológica se sustenta sobre un entramado de creencias.
  • La salud psicológica deviene con la autoaceptación y un alto nivel de tolerancia a la frustración ante las perturbaciones e insatisfacciones de la vida.
  • En este modelo no existe el concepto del presente pero sí la aceptación de la experiencia previa y el valor de las expectativas futuras y el logro de los objetivos.

No contempla la despersonalización:

  • El ser humano está limitado a la interpretación personalística en la que siempre existe sentido de yo.
  • Se centra en enseñar al paciente a reflexionar y categorizar sus propios filtros psicológicos, de una forma análoga a la lógico-empírica.
  • Lo que más se acerca al modelo del presente y de la concentración es cuando habla de las “Observaciones No evaluativas”, es decir, de aquellas que “no van más allá de los datos de los que disponemos (no les añadimos nada de lo que creemos)… porque no tienen ninguna relación con nuestros objetivos”. Aun así, están dialectizadas. Ejemplo “El hombre ha cogido el vaso”; tomar el vaso es una simple descripción objetiva del evento sucedido.

Relativismo:

  • Para este modelo, el presente no es un ambiente propicio para la transformación personal, debido a que A. Ellis plantea la racionalidad como un evento no definible debido a su naturaleza relativa (p. 16).
  • No da una solución rotunda a la polaridad “libertad-determinismo” en el presente. “Pone un énfasis especial en la importancia de la capacidad de desear y de elegir en un momento dado, aunque también acepta la posibilidad de que algunas conductas estén en parte determinadas por lo biológico, social y otras fuerzas.” p.16.

No asumen que haya una realidad carente de influencia subjetiva “Los acontecimientos Activadores no existen en estado puro: casi siempre interactúan unos con otros e incluyen par de las creencias y consecuencias, además las personas ponen algo de sí mismas en los acontecimientos Activadores: sus metas, pensamientos, deseos y tendencias fisiológicas). p. 20 “El ser humano nunca experimenta acontecimientos Activadores sin creencias y ni consecuencias” p. 21. En virtud de lo anterior, no existe un referente estable que conlleve una respuesta universal.

Artículo: “Cómo la terapia ocupacional se relaciona con la Psicología presencial”. Por Alejandro Zalba

EL PRESENTE DESDE LA TERAPIA GESTALT

                                                                                    (ver artículo: Introducción a la Terapia Gestalt)

¿De qué hablamos cuando hablamos de Presente? ¿Aquí y Ahora vs. Presente? 

En primer lugar, destacar que resulta un tanto sorprendente que en el estudio y profundización de la literatura que hay en el mercado sobre Terapia Gestalt, la alusión directa al presente es bastante escasa, hecho que por cierto no ocurre con el aquí y ahora donde sí que hemos podido recopilar suficiente material.

En el ámbito de la Terapia Gestalt ¿Hablar de “presente” es sinónimo que hablar de “aquí y ahora”? ¿Da igual, por tanto, utilizar uno u otro indistintamente? ¿Cómo se contempla el presente y el aquí y ahora dentro de la Gestalt?

Perls: El Presente y el Aquí y Ahora

Perls dice al respecto (1968/2013):

“Desde el punto de vista gestáltico, el neurótico no es meramente una persona que una vez tuvo un problema, es una persona que tiene un problema continuado, aquí y ahora, en el presente…. estas muletillas del pasado también son problemas de ahora que inhiben la participación del paciente en el presente…. Por lo tanto, la terapia Gestáltica es una terapia del aquí y ahora, en que le pedimos al paciente que dirija toda su atención en lo que está haciendo en el presente, durante el curso de la sesión, aquí y ahora.” (pp. 67, 68)

Desde la perspectiva del autor y situándonos en el contexto de los años 60 y 70 —aunque siguen siendo de plena aplicación en los tiempos actuales dentro de un amplio contexto gestáltico— ambos términos parecen ser sinónimos y se utilizan, por tanto, sin ningún tipo de discriminación o diferenciación al respecto: llevar la atención del paciente, a lo que está haciendo en el presente, durante el transcurso de la sesión, o a lo que está haciendo aquí y ahora no parece ser diferente. Ambos términos emergen como las plataformas de lanzamiento para que pueda manifestarse “el darse cuenta y el contacto”. Perls (1968/2013) afirma también que: “El neurótico es, por definición, una persona cuyas dificultades hacen que su vida presente sea un fracaso…. encuentra difícil participar plenamente en el presente” (p. 68). Ello es interesante, pero la realidad del paciente se estrella contra la realidad del terapeuta, es decir, ¿quién determina cuál es la validez del presente del paciente respecto a la del terapeuta? Es aquí donde caemos en una paradoja irreconciliable: ¿qué realidad es el verdadero presente, la del paciente o la del terapeuta?

Presente y Aquí y Ahora en la Gestalt de la Costa Este

Es obvio que ha llovido mucho desde entonces y que, aunque sus fundamentos y pilares siguen siendo los mismos, algunos autores, como Sarrió (2019), empiezan a diferir del enfoque establecido por Fritz en cuanto al aquí y ahora. Este nuevo enfoque está mucho más presente dentro de la corriente gestáltica de la Costa Este (Nueva York), donde lo relacional cobra mucha importancia:

  • El aquí y ahora se concibe como una herramienta para el terapeuta.
  • La terapia Gestalt es ante todo una terapia relacional, “el aquí y ahora no es un eslogan, una máxima, una técnica, sino que debe ser considerado como la única realidad con la que podemos trabajar si nos mantenemos en una posición fenomenológica y de campo” (“El «aquí y ahora» en la Terapia Gestalt actual”, párr. 2). Al campo podríamos definirlo como el “lugar en el cual se experimenta y cuyo desarrollo del mismo determina una forma no dualista de realizar la psicoterapia” (Guiu, 2015, p.21).
  • Prima, por tanto, el estar presentes el uno con y para el otro (terapeuta-cliente), estar presentes en la sesión. Esta relación está sujeta a la temporalidad.

Aquí y Ahora, Presente y Temporalidad

 “¿’Ahora’, comparado con qué?” Michael Vincent Miller

Desde el sector Neoyorkino tampoco hay acuerdo con la concepción que se tiene desde la costa oeste (estilo californiano) de vivir el momento presente. 

“Obcecarse en vivir el «aquí y ahora» o «el momento presente» de manera literal sólo puede conducirnos a querer vivir una quimera” (Sarrió, 2019, “La temporalidad en la Terapia Gestalt”, párr. 2). Se considera que es imposible para una persona sana vivir el momento presente, ya que nuestro cerebro actúa ahorrando tiempo y energía, automatizando la mayor parte de las rutinas diarias. Cuando realizamos actos repetitivos sin percatarnos de ello, nos alejamos del presente. Una persona no podría estar totalmente consciente a lo largo de todo el día. Sarrió (2019) apunta, a su vez, que para poder tomar decisiones y afrontar los retos del día a día es necesario poner atención y “ser conscientes del presente— con respecto a lo que hicimos en el pasado y a los frutos que queremos obtener en un futuro” (“La temporalidad en la Terapia Gestalt”, último párr.).

El Presente como una Representación Temporal (Termodinámica)

Advertir el transcurrir del presente como un hecho exclusivamente temporal, fracciona la natural experiencia humana a un terreno que invalida la experiencia del pasado y la proyección humana de un futuro por construir. Además, si nos apoyamos en la práctica gestáltica habitual, tampoco podemos validar al presente exclusivamente temporal, ya que recordar o “futurizar” son aspectos muy importantes en su praxis, tal como lo demuestra la afirmación: “Aquí y ahora y el paso siguiente”, como alusión directa a una apreciación futura. En esta misma línea, visitar “el pasado” y traerlo nuevamente al presente para clarificar alguna escena inconclusa también forma parte de las técnicas empleadas habitualmente. Desde esta perspectiva interesan el presente tanto del pasado como del futuro.

El Presente como una representación cognitiva: la Fantasía

Reconocer el transcurrir del Presente como un hecho solamente “cognitivo”, arrastra la percepción a eventos actuales que parecen ser válidos pero que claramente no lo son, como es el caso de la fantasía operante en la mente humana. Fritz Perls decía al respecto de la fantasía que era el lugar por excelencia donde reside la neurosis, aunque también es utilizada como herramienta terapéutica. Cabe plantearse a este respecto: ¿cuándo estamos inmersos en el mundo de la fantasía estamos en presente o no? ¿Una fantasía para quien está fantaseando puede ser su presente o su aquí y ahora? ¿Es este el presente terapéutico que estamos buscando?

Conclusiones

Presente y “Aquí y Ahora” Gestáltico

Apoyándonos en lo visto  en los resúmenes previos  podemos determinar una cierta  falta de claridad entre los conceptos de Aquí y Ahora y Presente. Probablemente, sea este punto el que más confusión pueda provocar, en este caso, dentro del ámbito gestáltico, ya que, como hemos visto se utilizan ambos términos indiscriminadamente y sin una definición previa que aporte claridad a un tema tan importante, pues alude directamente a uno de los pilares de la terapia Gestalt.

Por otro lado, contemplar la Terapia Gestalt desde una perspectiva fenomenológica y de campo   implica que la percepción debe ser lo más pulcra y neutra posible. Esta afirmación parece invitarnos a permanecer en una actitud “no interpretativa” de la realidad que estamos percibiendo; un ejemplo de ello sería la afirmación gestáltica: “una rosa es una rosa”, o lo que es lo mismo: percibir el objeto (rosa) sin aditivos interpretativos del perceptor.

Sin embargo, la misma terapia Gestalt también sostiene que únicamente en el presente el paciente es donde puede tomar contacto con los sentimientos y emociones reprimidas y expresarlas. Esto significa que la neutralidad promulgada anteriormente debe ser eliminada para así poder detectar la experiencia y expresarla lo más abierta y claramente posible. La expresión emocional, intelectiva o corporal no es algo que haya de ser expresado únicamente por el paciente, ya que, una de las principales herramientas del terapeuta gestáltico es su “propia resonancia”, lo que le pasa a él dentro del campo relacional. Si el terapeuta también ha de tenerse en cuenta dentro del campo, es obvio que no puede mantenerse neutral y aunque lo intentara con todas sus fuerzas, el solo hecho de estar inmerso en ese campo anularía la supuesta neutralidad, pues su sola historia personal, todas sus vivencias, estarían influyendo a todo el contexto. Nadie puede desposeerse de todo lo vivido y, por lo tanto, la neutralidad como tal no existe, la propia intencionalidad de contacto la impediría.

De todo lo anterior podemos extraer una información a modo de axioma que a nuestro juicio puede ser importante: “Es imposible encontrar un campo relacional neutro”.

Referencias

  • Fundación Holismo de Educación, Salud y Acción Social. (s.f.). ¿Qué es Holismo? https://www.holismo.org.ar/index.php/holismo/que-es-holismo
  • Guiu, A. (2015). El campo. Una visión desde la Terapia Gestalt. Gestaltnet. https://gestaltnet.net/sites/default/files/articulos/elcampo-antonioguiu.pdf
  • Perls, F. (2013). El enfoque gestáltico. Testimonios de terapia. (Trad. F. Huneeus). (20ª ed.) Cuatro Vientos Editorial. (Trabajo original publicado en 1973).
  • Peñarrubia F. (2008). Terapia Gestalt. La vía del vacío fértil. Alianza Editorial.
  • Picó, D. (2014). Una introducción a la terapia gestalt. https://gestaltnet.net/sites/default/files/articulos/apuntesgestaltterapiados-20.pdf
  • Psicología humanista. (19 de febrero de 2021). En Wikipedia. https://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Psicolog%C3%ADa_humanista&oldid=133348887
  • Puente Vigiola, I. (2014). Complejidad y psicología transpersonal: caos, auto organización y experiencias cumbre en psicoterapia [Tesis doctoral, Universidad Autónoma de Barcelona]. Depósito Digital de Documentos de la UAB.
  • Sarrió, C. (2 de mayo de 2019). El «aquí y ahora» en la Terapia Gestalt. Terapia Gestalt Valencia. https://www.gestalt-terapia.es/el-aqui-y-ahora-en-la-terapia-gestalt/
  • Sinay, S. y Blasberg, P. (1995). Gestalt para principiantes. Editorial Era Naciente.
  • Terapia Gestalt. (11 de julio de 2021). En Wikipedia. https://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Terapia_Gestalt&oldid=136948163
  • Vázquez, C. (2004). Un homenaje a Laura Perls. Zimentarri. https://www.zimentarri.eus/system/files/4-un-homenaje-a-laura-pearls-carmen-vazquez-bandin.pdf
  • Vázquez, C. (19 de mayo de 2013). Laura Perls (1905 – 1990). Gestaltnet. https://gestaltnet.net/gestaltoteca/documentos/otros/laura-perls-1905-1990

LA TEMPORALIDAD DEL PRESENTE DESDE LA FENOMENOLOGÍA

                                                                       (ver artículo: Introducción a la Fenomenología de Husserl)

Presente viviente

Acosta (2014, p. 214) reflexiona acerca del presente husserliano, que se advierte como un “presente viviente “, un presente pleno de horizontes por explorar. El horizonte es una forma irreductible de lo presente. Todo lo que se nos aparece, lo hace en una estructura de horizonte, de tal forma que cuando cambiamos el foco de atención al horizonte, este desaparece como tal dando lugar a un nuevo horizonte.

“En efecto, a cada momento experimentamos que lo “ahora consciente” se desliza en lo “recién sido”, todavía retenido por un breve lapso. Es decir, entre el presente, el pasado y el futuro, propiamente tales (el pasado como lo “ya sido”), se da lo “recién sido” [y lo que adviene, lo aún por ser], a su vez posibilitante de la diferencia anteriormente mencionada, puesto que es la conciencia de lo que ya no es. Por consiguiente, el presente ya no es más el “ahora” puntual, sino conciencia de lo presente y de lo “recién sido” todavía retenido. (Bonilla, 1992, p. 371)

El presente se nos presenta aquí como si fuera arena fina en una playa, por más que intentemos retenerla se nos escapa entre los dedos de las manos sin poder hacer nada por atraparla. Por más que intentemos retenerlo, el presente es de una naturaleza tan escurridiza que es del todo infructuoso nuestro esfuerzo; imposible de atrapar, aunque sí de vivenciar, inapresable pero intensamente experimentable.

 Cuando yo digo “ahora”, incluye tanto lo que estoy esperando como lo que recuerdo del pasado, sea esto consciente o inconsciente. La “pregnancia del presente” implica que este instante está lleno de cosas, lo que me ocurre, lo que me ocurrió y todos los deseos fantaseados de lo que me ocurrirá. Por tanto, no es un presente estático, sino un “presente viviente”, presente en continuo movimiento, en continuo flujo, como sabiamente enunciaba Heráclito al afirmar: “nadie puede bañarse dos veces en un mismo río”, como si en cada fracción de Presente habitara un presente de horizontes, un amplio fondo lleno de infinitas probabilidades.

Presente Fenomenológico

Husserl plantea la necesidad de estudiar los “fenómenos” que ocurran en aquí y ahora, o el “estudio de lo que aparece ante nuestros sentidos”. Sin embargo, la constitución fisiológica de los sentidos ofrece un abanico de opciones que impide su estandarización. El tiempo mismo, junto con variadas enfermedades, degrada el envase sensorio y su eficiencia intermediadora entre el conocedor y lo conocido. Tomemos como ejemplo a aquellas personas con algún deterioro físico, visual, auditivo, etc. El alcance que tendrían en su caso los sentidos sería diferente que en aquellas personas donde estos sentidos estuvieran totalmente sanos. Podemos afirmar entonces que lo obvio sería diferente en ambos casos. Los sentidos tienen límites, el alcance entonces de lo obvio se establecería hasta donde alcance dicho sentido. Si tomásemos como objeto de estudio a algunos habitantes de alguna tribu perdida en la selva (de las pocas que aún quedan), y en donde su supervivencia dependa de su agudeza sensorial, probablemente nos sorprendería que el alcance de los mismos no tendría equivalencia con individuos occidentales. Esto hace al fenómeno cambiante y relativo, pero siempre vivo en el acontecer, lo que lleva nuevamente a una paradoja irreconciliable cuando se pretende establecer el nivel de validez y veracidad de cualquier fenómeno.

En Resumen

El fenómeno es imprescindible en la percepción, pero su definición es imposible de satisfacer a ciencia cierta y con criterio universal. La fenomenología no es un principio universal. Lo obvio siempre es relativo dando lugar a una “aparente obviedad” o a una “obviedad democrática”. Esto nos lleva a determinar que los fenómenos cognitivos han de definirse mediante otro mecanismo, o que los fenómenos cognitivos no existen.

Referencias

  • Instituto Ananda. (2018). Las raíces filosóficas de la terapia Gestalt. http://institutoananda.es/wp-content/uploads/2018/07/2-Gestal-Basico-Raices-Filosoficas.pdf
  • Acosta, P. (2014). Tiempo y constitución de sentido. Revista Civilizar. Ciencias Sociales y Humanas, 14(26), 211-222. https://www.academia.edu/16338462/Acosta_P_G_Tiempo_y_constituici%C3%B3n_de_sentido
  • Bonilla, A. (1992). Modernidad y razón en el último Husserl. Logos. Anales del Seminario de Metafísica (Extra 1), 367-384. https://revistas.ucm.es/index.php/ASEM/article/view/ASEM9292220367A/17530

EL PRESENTE DESDE LA PSICOLOGÍA TRANSPERSONAL

                                                                        (ver artículo: Introducción a la Psicología Transpersonal)

Nuestro presente empobrecido huye, precisamente porque le exigimos que termine. Queremos que termine para que pueda pasar otro momento que, a su vez, solo existirá para pasar.” Ken Wilber

Si bien desde la psicología transpersonal no hay una alusión directa al Presente como parte de su modelo teórico, como sí que lo tiene, por ejemplo, la Terapia Gestalt; si analizamos con detenimiento las obras de los autores más representativos de la misma, sí que podemos encontrar, directa o indirectamente, una alusión clara con el mismo o como mínimo un cierto flirteo, un dejarse seducir por él, en una amplia gama, eso sí, muy variada en su representación.

  • Autores representativos

Aldous Huxley (1984 – 1963): La Filosofía Perenne

“El estar presentes es de suma importancia para conectarnos con la libertad” Aldous Huxley

Escritor y filósofo británico y pionero de la Psicología Humanista Transpersonal. Afirmaba que tenemos una percepción limitada de la realidad, existiendo una realidad no sensorial más real que la material. Autor de numerosas obras como, por ejemplo, Moksha o Cielo e Infierno, donde narra cómo tras una experiencia con mescalina tuvo acceso a poder ver las cosas “desde otro punto de mira”; una experiencia visionaria que le reveló su ser propio e intemporal que habitualmente queda oculto a la mirada cotidiana.

Filosofía Perenne

En 1945 publica la obra Filosofía Perenne, donde recoge y agrupa gran parte de una sabiduría ancestral que impregna y nutre a toda la psicología transpersonal. La filosofía perenne podríamos definirla como la sabiduría que se mantiene idéntica y sin mutaciones a través del curso de la historia. Es, por tanto, una filosofía “atemporal”, o una filosofía mundial que incluye tanto a Oriente como a Occidente. Esta corriente filosófica ha perdurado a través de los siglos integrando las diferentes tradiciones en una verdad única. Recoge y acoge también las enseñanzas místicas y cómo estos pueden acceder a una comprensión directa e intuitiva de la realidad, trascendiendo, por tanto, “las limitaciones de tiempo y espacio“.

Abraham Maslow (1908 – 1970): Presente y Creatividad

“La habilidad de estar en el momento presente es el mayor componente de la salud mental”  A. Maslow

Psicólogo estadounidense. Aunque se ubica dentro del paradigma del conductismo y del psicoanálisis, fue también pionero en el surgimiento y posterior desarrollo de los movimientos de la psicología humanista y transpersonal.

Maslow parte de una visión evolutiva, positiva y saludable del ser humano, al que considera como inmerso en un proceso de evolución, partiendo desde las necesidades más básicas hasta aquellas que contemplan los niveles superiores del ser.

Un aspecto por el que es mundialmente conocido y que tiene plena vigencia en los tiempos actuales es lo que él denominó “Experiencias cumbre”.

Experiencias Cumbre               

Taveras (2014) las resume como: momentos sublimes que se producen en la vida y en los cuales las personas que los experimentan se encuentran en perfecta armonía consigo mismo y con su entorno (párr. 3). Además, Puente (2014) apunta que estas experiencias se muestran siempre como buenas y saludables (p. 246): son momentos temporales en los que se alcanza un estado de autorrealización pasajero (p. 247) en los que se parece estar más cerca del “núcleo del Ser.  Pueden ser experiencias ancladas profundamente en lo cotidiano o bien aquellas otras que están más cercanas a los místicos o estados de conciencia no ordinarios. Lo que sí parecen tener en común todas ellas es que producen una “desorientación característica respecto al tiempo y el espacio” (p. 246), a la vez que hay una vivencia del presente muy intensa.

La creatividad presencial

Maslow, ponía especial énfasis en unir todo lo trascendental y transpersonal con la realidad cotidiana, no separando ambas realidades, sino que las contemplaba como una unidad indisoluble y que, por lo tanto, debían caminar en paralelo. Con ello, utilizaba la creatividad como medio o como trampolín para potenciar las experiencias cumbre. Dice al respecto (1971/2008) que:

“La persona creativa, en la fase de inspiración del furor creativo, pierde su pasado y su futuro y vive sólo en el momento, está plenamente ahí, totalmente inmersa, fascinada y absorta en el presente, en la situación actual, en el aquí-y-ahora, en el asunto-entre-manos. ” (pp. 87-88)

Nos habla también de “perderse en el presente” en los momentos de creatividad y como este “perderse” parece ser un requisito imprescindible para cualquier clase de creatividad. Esta experiencia es caracterizada y descrita como:

“Una pérdida del sí mismo o del ego, o a veces, como una trascendencia del sí mismo. Hay una fusión con la realidad observada (con el asunto-entre-manos, …), una unidad donde existía una dualidad, una especie de integración del sí mismo con lo otro. ” (p. 88)

Esta fascinación por el asunto entre manos o “perderse en el presente” lo atribuye también como característica fundamental de la experiencia cumbre. No obstante, en su aspecto más cotidiano podríamos definir a la misma como “concentración o absorción en cualquier cosa que sea lo suficientemente interesante para [posar y] retener completamente la atención” (p. 89).

Pasado, futuro y creatividad

Como requisito para la absorción creativa en el presente, propone renunciar al pasado y al futuro. Pero aquí hace una distinción clara de que esto no es aplicable a cualquier pasado ni a cualquier futuro. En este caso, el pasado al que Maslow (1971/2008) se refiere es al pasado que actúa como un cuerpo extraño, sin digerir y que aún no ha sido debidamente integrado. El pasado ha de construir a la persona y formar parte de su totalidad. Nos habla por tanto de un pasado digerido, un pasado sin historia personal.  

En cuanto el futuro renunciable según el autor, es aquel que no nos permite establecer un contacto pleno con lo que está aconteciendo en el presente: “No tratamos el Presente como un simple médio para un fin futuro (devaluándolo)”. Este tipo de renuncia nos conduce a mirar al mundo con una cierta inocencia en la percepción y por lo tanto en la conducta. Y, obviamente, este olvido del futuro es un requisito previo para la inmersión total en el presente. (p. 91)

Ken Wilber (1949 – Actualidad ): El Espectro de la Conciencia

Este momento presente, ya que no conoce el pasado ni el futuro, es en sí mismo atemporal, y lo que es intemporal es Eterno. Por lo tanto, la vida eterna pertenece a aquellos que viven en el presenteKen Wilber

Escritor estadounidense considerado como uno de los pensadores más influyentes de los tiempos de hoy en el ámbito y estudio de la conciencia. Es considerado también como uno de los principales representantes de la Psicología Transpersonal y la Psicología Integral. Sus intereses giran en torno a temas sobre filosofía, psicología, misticismo, religiones comparadas, etc.

Psicología integral y análisis del desarrollo humano

Wilber propone una psicología integral que sintetice e integre las aportaciones de las diferentes escuelas y corrientes de psicología. En su obra El Proyecto Atman expone y desarrolla un modelo del “espectro global del desarrollo humano”, donde reconoce la existencia de dimensiones transhumanas o transpersonales que se extienden más allá del horizonte reconocido por la psicología.

Ken Wilber y su modelo evolutivo

Este modelo se simboliza como una escalera con diferentes peldaños donde cada uno de ellos representaría un estadio o nivel evolutivo diferente. Para ir subiendo de peldaño, el yo (o self) – que es la entidad que se encarga de llevarlo a cabo, habría de realizar o llevar a término un proyecto de identificación y desidentificación con cada estructura; la visión o perspectiva desde cada uno de ellos sería diferente, como distintos niveles de realidad. En el sexto nivel de la misma, que según el autor es el estadio más elevado al que aspira la psicología ortodoxa occidental, y donde empieza a emerger un yo integrado, donde la mente y el cuerpo se hallan en una unidad equilibrada y armónica, hay una clara alusión al Presente como consecuencia natural de habitar este nivel:

“El centauro [persona que habita el sexto nivel] posee la capacidad de vivir intensamente en el Presente, y ve la totalidad del tiempo desde el Presente” (Puente, 2014, p. 266).

Wilber (1980/2002) afirma:

La modalidad temporal propia del centauro maduro es el presente inmediato y vivo, no ignora al tiempo histórico, sino que ha dejado de estar atrapado en él. (p. 107)

Vemos, por tanto, como desde este autor hay una asociación clara del Presente con aquellas personas que han experimentado un desarrollo evolutivo, que les permite o habilita su vivencia plena y la percepción asociada al mismo.

Conclusiones y Síntesis

Apoyándonos en el  análisis anterior, podemos concretar que no hay una definición clara de lo que es el presente dentro del campo de la psicología  transpersonal. El presente “está muy presente” dentro de esta corriente psicológicas, pero sin saber a ciencia cierta qué es y de qué estamos hablando.

A modo de síntesis:

  • Experiencias cumbre que revelan un ser propio e intemporal. Desorientación en las mismas del tiempo y el espacio a la vez que hay una vivencia “del Presente” muy intensa.
  • Comprensiones directas e intuitivas como por ejemplo en el caso de los místicos que trascienden las limitaciones de tiempo y espacio.
  • La creatividad como medio de “perderse en el presente”.
  • Renuncia al pasado no integrado y al futuro como medio para un fin para la “absorción creativa en el presente”.
  • La persona plenamente desarrollada posee la capacidad de “vivir intensamente en el Presente”.

Referencias

  • Maslow, A. (1979). El Hombre Autorrealizado. ( R. Ribé). (3ª ed.). Editorial Kairós. (Trabajo original publicado en 1968).
  • Maslow, A. (2008). La personalidad Creadora. (Trad. R. M. Rourich). (9ª ed.). Editorial Kairós. (Trabajo original publicado en 1971).
  • Taveras, L. (25 de febrero de 2014). Abraham Maslow: Teorías Humanísticas de Autorrealización. Taverasl’s Blog. https://gobpartidosociedad.wordpress.com/2014/02/25/abraham-maslow-teorias-humanisticas-de-autorrealizacion/
  • Puente Vigiola, I. (2014). Complejidad y psicología transpersonal: caos, autoorganización y experiencias cumbre en psicoterapia [Tesis doctoral, Universidad Autónoma de Barcelona]. Depósito Digital de Documentos de la UAB.
  • Wilber, K. (1995). La Conciencia sin Fronteras. (Trad. M. I. Guastavino). (6ª ed.). Editorial Kairós. (Trabajo original publicado en 1979).
  • Wilber, K. (2002). El Proyecto Atman. (Trad. D. González). (3ª ed.). Editorial Kairós. (Trabajo original publicado en 1980).

EL PRESENTE EN EL MINDFULNESS

                                                                           (ver artículo: Introducción al Mindfulness)

La atención plena también puede (…) ayudarnos a recuperar el momento presente, recordarnos la importancia de morar en él, de experimentarlo con todos nuestros sentidos y de ser conscientes de lo que sucede.

Jon Kabat-Zinn

El mindfulness o atención plena es un tipo de meditación o práctica de atención que busca la experiencia de la realidad del Presente sin juicio y con aceptación. Ha demostrado tener utilidad terapéutica y en la actualidad hay varias líneas de psicoterapia que lo utilizan como herramienta en el manejo del estrés o la depresión, entre otras patologías (ver introducción al Mindfulness).

El “Presente” es un concepto fundamental en la teoría y la práctica del mindfulness y que aparece en las definiciones más habituales. T. N. Hanh, por ejemplo, definió la atención plena como “mantener la propia conciencia en contacto con la realidad presente” y Kabat-Zinn como “llevar la propia atención a las experiencias que se están experimentando en el momento presente, aceptándolas sin juzgar”[1] Todo lo que aparece ante nuestra consciencia lo hace en el ahora y se despliega en el presente.

Para Kabat-Zinn, sólo podemos vivir el presente, que es donde operan la naturaleza y la vida, es donde se da la realidad, al margen de los pensamientos. El presente es irreductible al pensamiento, ni a nada; y la atención plena es la capacidad de vivir continuamente en el presente más allá de los opuestos, de lo que nos gusta y de lo que nos disgusta. Darse cuenta de la realidad del momento presente, tal y como es, hace que uno se centre en lo que está ocurriendo con aceptación, convirtiendo la experiencia en el reconocimiento de una realidad plena.

Sin embargo, como afirma este autor, en los actos de nuestra vida cotidiana tenemos un alto grado de desconexión del cuerpo, de las percepciones, emociones y pensamientos, etc. y la causa de ello parece ser “que nos hallamos continuamente sumidos en las preocupaciones, perdidos en la mente, abstraídos en nuestros pensamientos, obsesionados por el pasado o por el futuro (…) Es precisamente por ello que acabamos desconectados del presente, el único instante al que realmente podemos acceder.”[2]  Se trata, por tanto, de recuperar el presente, de experimentarlo con todos nuestros sentidos.

En esta experiencia de la atención plena se da una modificación de ciertos parámetros de la percepción, como la sensación del tiempo. En palabras de Kabat-Zinn: “Bien podríamos decir que la conciencia de esta experiencia se halla fuera del tiempo, en el presente, en el ahora eterno. (…) De este modo, la atención plena enlentece y hasta interrumpe provisionalmente la sensación del paso del tiempo”.[2]

También dice que “sólo la atención plena puede reconstruirlo (el ahora) y devolvérnoslo porque, en realidad, la atención y el presente son lo mismo.” Esta última afirmación, de que la atención y el presente son lo mismo, abre un campo de reflexión sobre las diferentes dimensiones del presente en el que conviene profundizar, pues la atención se supone que está asociada a un ámbito cognitivo, mientras que al presente se le trata desde una perspectiva puramente temporal, lo que supone una cierta contradicción.

Discusión

Siguiendo sobre todo a Kabat-Zinn, el “presente” se considera como el momento actual, equivalente al “ahora” (categoría temporal), pero, paradójicamente, para ser aprehendido se requiere un tipo especial de atención (plena) propia del ámbito cognitivo. Además,  considera también al presente como el ambiente en el que se da la realidad de lo que existe, por lo que tiene una dimensión podríamos decir existencial.

Esto desvela una naturaleza compleja y multidimensional del presente (temporal, cognitiva y de realidad), que requiere un análisis más en profundidad.

También es importante aclarar la cuestión de cuáles son los eventos a los que hay que atender, pues en el “ahora” están ocurriendo infinitos sucesos sobre los que potencialmente se puede depositar la atención. Esta relación entre los eventos y la atención es muy importante, sobre todo en el ambiente de la terapia.

En cuanto al método meditativo, por ejemplo en el proceso de atender la respiración, no se hace una distinción clara entre los eventos del mundo externo, que involucran la participación de los sentidos, y la atención sobre el sujeto que los percibe de forma consciente. Sería importante discriminar dónde se sitúa la frontera entre ambos “mundos”, el mundo interno del sujeto y los objetos ideales y el mundo externo captado de forma sensorial. Esto abriría la posibilidad de poder explicar las experiencias en el presente en las que no existe un protagonista del acto cognitivo que controle el proceso.

Referencias

[1] Pérez, M. A., & Botella, L. (2006). Conciencia plena (mindfulness) y psicoterapia: concepto, evaluación y aplicaciones clínicas. Revista de psicoterapia66(67), 77-120.

[2] Kabat-Zinn, J. (2010). La práctica de la atención plena. Ed. Kairós. Las frases entrecomilladas corresponden a citas literales. Los paréntesis son nuestros.

EL PRESENTE EN LA PSICOLOGÍA DEL “FLOW”

                                                                           (ver artículo: Introducción a la Psicología del Flow)

El concepto de Presente no se estudia de modo específico en la psicología del flow, pero obviamente es el sustrato en el que se experimentan las experiencias óptimas o de flujo. El Presente se considera a los acontecimientos que están sucediendo y son experimentados.

Del análisis de la literatura sobre este tema se puede extraer la idea de que el presente es un flujo que involucra tanto los eventos que suceden como la experiencia interna de quien realiza la acción. Y a su vez el flujo se asocia a un estado continuo de concentración intensa que se prolonga en el tiempo (ver Introducción a la psicología positiva y del “flow”).

Otra cuestión a analizar es que, según Csikszentmihalyi, tales actividades de flujo, como el juego, el arte, los deportes, etc. tienen como función primaria ofrecer experiencias agradables. Sin embargo, más bien pareciera que lo agradable o placentero es la consecuencia (y no la causa) de poder experimentar la acción de una forma concentrada, libre de preocupaciones y expectativas egoicas.

Dice Csikszentmihalyi que el flujo es importante “tanto porque consigue que el instante presente sea más agradable como porque construye la confianza en uno mismo que nos permite desarrollar habilidades y realizar importantes contribuciones al género humano.”[1, p. 73]

En las experiencias óptimas, el instante presente aparece jalonado de una serie de elementos que están muy bien estudiados y que pasamos a comentar.

La pérdida del sentido del yo

Una de las conclusiones más relevantes a que llegan las investigaciones es el hecho de que durante las experiencias óptimas se atestigua el hecho de que el ego o conciencia personal desaparece, lo que tiene como consecuencia que parece que la acción se realiza como algo automático, tal como describe un escalador, pero esto no puede ser así porque hay plena conciencia y una destreza y eficiencia máxima en lo que se hace. Por tanto, este tipo de “automatismo” al de los pensamientos automáticos de los estados de fantasía, lo que requiere ser discutido y desarrollado.

También hay menos preocupación por el resultado de la acción, la comparación con los demás o por el control de los factores ambientales.  Como resultado se genera una sensación de plenitud y felicidad.

La pérdida de la sensación de que uno es una personalidad separada del mundo que le rodea viene acompañada a veces por un sentimiento de unión con el entorno, bien sea en la montaña o formando parte de un equipo, cada cual en el tipo de actividad en la que es diestro y fluye.

Surge, sin embargo, la cuestión de que si desaparece la conciencia personal de “yo”¿de quién es la conciencia de la experiencia? ¿quién experimenta el estado de felicidad, alegría o creatividad derivado del fluir? Esto exige cambiar el paradigma respecto a la noción de sujeto o perceptor de los estados cogntivos.

La pérdida de la noción del tiempo

 Según se describen la mayoría de los actores de los estudios, las actividades que se realizan en estado de flujo no dependen del tiempo de los relojes, tienen sus propios ritmos y períodos de tiempo iguales no parecen tener igual duración, como en el caso del beisbol. En general el tiempo parece transcurrir más rápido.

Csikszentmihalyi advierte que no está claro si esta dimensión del flujo sólo es un epifenómeno, es decir, un resultado adicional de la intensa concentración que demanda la actividad que se está realizando o si es algo que contribuye con derecho propio a la calidad positiva de la experiencia. “Aunque parece que perder la cuenta del reloj no es uno de los elementos principales del disfrute, la liberación de la tiranía del tiempo se añade a la euforia que sentimos mientras nos encontramos en un estado de completa involucración con lo que hacemos.”[1, p. 109] Lo que parece es que el tiempo no es una dimensión relevante en esta experiencia.

Concentración

Aunque el fenómeno “flow” se ha estudiado en el contexto mencionado en el apartado introductorio, respecto al tema del Presente que estamos tratando, tiene ciertas similitudes con la noción de Atención Plena, si bien se hace énfasis en el aspecto fluyente de la experiencia. Así pues, la concentración y la vivencia del instante presente se dilatan en el tiempo.

Mientras dura esta concentración sostenida, “la conciencia trabaja suavemente y una acción sigue ininterrumpidamente a otra acción.” En la vida normal lo más frecuente es que nos cuestionemos la necesidad de nuestras acciones, y las razones que nos llevan a realizarlas. “Pero en el flujo no hay necesidad de reflexionar, porque la acción nos lleva hacia delante como por ensalmo.” La acción es “autotélica”, es decir, se realiza por sí misma sin la distorsión de las dudas ni los cuestionamientos; podríamos decir que se da un acoplamiento perfecto entre la propia acción, su ejecución y su experiencia por parte del individuo.

Un caso particular es el de la experiencia colectiva del flujo, como en el caso que describe un adolescente japonés refiriéndose a una carrera de centenares de motoristas a toda velocidad: “Cuando corremos, al principio no estamos en completa armonía. (…) Comprendo una cosa cuando todos nuestros sentimientos consiguen sintonizarse en la mente.(…) Todos somos uno. (…) Cuando nos damos cuenta de que llegamos a ser una sola carne, es algo supremo.”[1, p. 101] Llega a existir una sincronía perfecta, lo cual no deja de ser llamativo, si se considera que son miles de mentes individuales tomando decisiones de forma aparentemente separada.

No quedan claras las r entre «flow» y proceso cognitivo asociado a la Concentración. Seguramente de estudiar profundamente uno y otro podría advertir que cualquier persona ante cualquier actividad puede en cierto grado ingresar en el estado de «flow», por lo que habría una interesante relación entre niveles posibles de «flow» y las gradaciones mismas del proceso de Concentración.

Cambios en la modalidad de cognición

El «flow» cambia la modalidad de la cognición al reestructurar los parámetros de tiempo y espacio. Cambiar los factores cognitivos produce un cambio en la cognición que lleva a la ausencia del «yo». Sin embargo, no se define con claridad la aparición de un nuevo o nuevos estados de conciencia, ni se asocia éste al nuevo nivel de atestiguación producido.

El modelo «flow» representa un tipo de actividad realizada con un alto nivel de implicación en una tarea, aun cuando el concepto «implicación» deduce identificación egoica con la acción realizada. Sin embargo, la consecuencia de dicha implicación permite sobrevenir la ausencia del «yo». Evidentemente el concepto de Presente aún no queda claramente establecido, razón por la cual la experiencia de «flow» queda parcialmente definida exclusivamente a un nivel de compromiso, interés o implicación con la acción.

 

RESUMEN Y CONCLUSIONES

  • La psicología positiva se centra en la salud y en personas sanas.
  • El estado de flujo ayuda a generar orden mental y a integrar la personalidad.
  • La concentración se prolonga en el tiempo.
  • Relaciona concentración y disfrute o felicidad (ausencia de patología).
  • La acción tiene sentido en sí misma (autotélica).
  • Desaparece la sensación de conciencia personal.
  • Cambia la noción del tiempo.
  • El flujo puede darse a nivel colectivo, como en el caso de la sincronización en acciones con muchas personas involucradas.

En conclusión se producen cambios cognitivos y en la apreciación del sujeto mismo que exigen un análisis más en profundidad.

Referencias

[1] Csikszentmihalyi. M. (1997). Fluir (Flow): Una psicología de la Felicidad. Barcelona: Kairós.

[2] Según un estudio de Privette (1983) en López-Torres, M. R. (2007). Características y relaciones de” flow”, ansiedad y estado emocional con el rendimiento deportivo en deportistas de élite. Tesis doctoral. Universitat Autònoma de Barcelona, p. 50.

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